Nota editorial
Estimado
lector:
El poder de
la televisión no vale una mierda, no hace nada, lo hemos comprobado. Busca la
puerta de un lugar que parezca abandonado, una, por ejemplo, tapada por rejas,
donde dudes si hay alguien dentro, un ápice de luz escapa por las rendijas. Es
difícil de encontrar, es casi imposible intuir siquiera que ahí hay una puerta.
Puede que
verdaderamente no haya nadie dentro, que no haya habido nunca nadie; es posible
que haya que reventar la verja y forzar la cerradura y que al entrar el lugar
parezca viejo y vacío, con vigas carcomidas por la desidia y la muerte, lleno
de desconchados, de estorbos y de cosas con las que hay que tener cuidado. No
puedes imaginarte qué había ahí. Tal vez el suelo esté cubierto de botellas
vacías, chivatos y turulos, de polvo y de mierda, la misma mierda que muestran
las paredes; incluso puedes encontrar diarrea deshecha con trozos de cal y
signos de que alguien ha mojado el dedo para expresarse en el muro más cercano,
pero no es eso lo único que huele. Lo que realmente está apestándolo todo es un
cadáver.
Ni siquiera
hace falta rehabilitar el espacio, es el sitio perfecto para una fiesta.
Seguramente esta editorial aparezca por allí, o tal vez ya estemos dentro, en
otra dimensión; y mira bien porque estas hojas estarán tiradas por el suelo,
esa mierda será nuestra y el cadáver será el tuyo.
La Editorial
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Este número es cojonudo. Sí señor!
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