Un
presagio de muerte
vierte
el último trago
en
la boca de mi estómago
y
frente al retrete,
de
cuclillas,
escupo
toda mi vida.
Borracho,
como
si fueran a prohibirlo;
Muerto,
como
si nunca hubiera vivido.
Otro
tiro, ¡coño!,
antes
de que la adicción
se
apodere de nosotros.
Otro
tiro;
sólo
otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario