Nos reconocerás fácilmente, somos los que
glorificamos con cánticos a la indecencia: cantamos cada vez que vomitamos el
éxtasis de anoche; cantamos cada vez que destrozamos lo que construís; cantamos
cada vez que asesinamos nuestra mente por darle vida al cuerpo. No tenemos
miedo a la vida o la muerte, tan sólo le tememos a la vejez. Dejamos que las
drogas violen nuestros cuerpos por amor al eterno goce del instante – nuestras
noches son odas a la juventud.
Nosotros; los hedonistas insaciables, los ojos
nocturnos, los perfectamente locos; nos revolcamos en la vida como los cerdos
en su mierda; y es que ahí donde vosotros veis lodo, nosotros vemos diversión.
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