Con
el lodo y el polvo,
hecha
mondongo la sangre
entre
costilla y costilla,
preguntabas
a mis labios
preocupada
por tu abrigo nuevo
de
cuero barato,
¿me
quieres?
Y
con el polvo y el lodo
y
hecha espuma la saliva
y
las muelas rotas de forzar caricias,
preocupado
por tu rímel corredizo
y
sin pensar demasiado,
no.
No lo hago.
La
manta la cama el cuarto.
También
la casa,
en
cuanto supo de tu desgracia,
quiso
fundir con el cielo sus ventanas
y
el suelo falso limpiar
del
semen falso de mi amor verdadero
y
fumar a tu lado
y
pintar sobre tu muslo un tiro,
dejar
que me echaras a patadas
para quedarse follando contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario